lunes, 12 de julio de 2010

Una frase hecha




-Soñar con angelitos no es precisamente mi idea de pasar una buena noche. Me imagino rodeado de mocosos regordetes, dotados de esas ridículas alitas típicas de la imaginería barroca revoloteando por ahí. Y sus pequeñas arpas de baratillo en un perpetuo incordio a modo de banda sonora, pianissimo. O tal vez sean angelitos en un sentido más terrenal: esos mismos niños, sin alas, con las mismas aburridas buenas intenciones, su empalagosa inocencia y sus preguntas estúpidas. Si por lo menos fuesen diablillos podría pasar una entretenida noche repartiendo collejas, esquivando mordiscos, decomisando tridentes. Pero no, son edulcorados angelitos con los que pretende la gente que sueñe, y yo realmente no se si me lo desean de buena fe o es que tengo mas enemigos de los que yo pensaba.
-Era una frase hecha, hijo. Buenas noches.
-De acuerdo, mamá. Buenas noches. Sueña con los angelitos.
-En serio, hijo; vete a la mierda.